Si algo triunfa son las bayas de goji. ¿Qué no sabes lo que son?. Se habla mucho de ellas. En resumen. Bayas silvestres del Tibet desecadas consideradas un pequeño tesoro nutricional por su contenido en vitaminas, antioxidantes, aminoácidos y azucares de absorción lenta. Refuerzan sistema inmunológico y mejoran la salud.
Pero se dice de todo lo bueno por habido y por haber. Dejando a parte el tema de que hasta qué punto son miraculosas lo cierto es que gustan mucho, no son ni dulces, ni saladas ni ácidas, pero tienen un toque de todo, más un preciso color y además de poquísimas calorías sacian bastante. Para mí, definitivamente, la mejor manera de tomarlas es puniendo un puñadito (una cucharada sopera) en la infusión, y sin esperar mucho (si no pierden sabor) ir tomándolas a sorbos y las que queden al fondo con cucharita o con los dedos. Te sienta genial la infusión, a cualquier hora, para matar el gusanillo, como postre “no postre”….Quien prueba, raro es quien no repite.
¡Ah! Y como casi siempre, no todas son iguales, las mías están muy ricas.
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